Al borde de las piedras

Malditos los gobernantes que con su actuar provocan el llanto de una madre. Ni después de muertos, estos, merecen mi reconocimiento. Cuando una madre llora casi siempre es por un hijo que "como gota de rocío, sobre una hoja de loto, ha desaparecido". No oses entrar a este poemario si haz fabricado una fantasía de tu vida bajo el cielo denso que has decidido pintar de azul. Tu cielo es del color de las piedras y las doctrinas rotas. Anda ve, cerca de la proa la brisa ha comenzado a disipar la sombra de los barrotes y la barca se aleja, dejando el círculo de piedras, cuales testigos de tu partida.
Eduardo René Casanova Ealo
Editorial Primigenios