Cuaderno de serpientes

Cuaderno de serpientes seduce por su prosa granulada, liviana e inteligente. Con su lectura he vuelto a experimentar el placer o efecto estético por el consumo de la buena literatura, ese placer recibido mediante una cercana relación dialogal razonada, empática entre libro, hombre, exigencia crítica (casi cruel) y lenguaje. Cuaderno de serpientes, a mi exigente ver nada modesto, cabe afinadísimo en el concierto de ese noble y esforzado arte de la literatura para consumir exigentemente. Radhamés PolancoHay en este Cuaderno de serpientes un esplendente manejo de la palabra. Es un certero disparo al blanco. El buen escritor y el experto lingüista salen a flote en cada párrafo. Un atributo a tomar en cuenta en estos ofidioslo constituye la originalidad. Es un texto asombrosamente administrado, meditado, pensado, reflexionado y hasta criticado por su propio autor, sin que él, tal vez, nunca haya pretendido ser crítico. Es así como este escritor, convertido en su propio juez, nos asombra en cada página. Pedro Carreras Aguilera, verano de 2018. En Cuaderno de serpientes, como en toda la narrativa de Martín Paulino, el manejo del lenguaje y las sutilezas de las palabras demuestran que estamos con un autor de depurada calidad poética, que conoce la función de la literatura y cómo debe escribirse. Paulino es un narrador que ha sabido valerse de las imágenes y de los retratos, recreaciones que brotan de su imaginación artística. Bladimir Ramos, abril, 2018